viernes, 30 de julio de 2010

De abajo para arriba: Sumisión femenina. ¿Triunfo o condena?

A Cristal Velásquez Fernández; amiga de siempre.

"Educar a un hombre, es educar a un individuo y
educar a una mujer es educar a una familia".
Agnes Cripps
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Hace una semana, en una exposición acerca del Pensamiento, hubo un “desliz” que me llevó a decir lo siguiente:

Mi acercamiento al sexo femenino ha sido (insuficiente, como siempre; lo admito) inesperado y, al mismo tiempo, caótico. Sí, si porque desde mi puerilidad he observado (rodeado siempre de mujeres) la sumisión placenteramente asombrosa de un sexo al amparo del “otro”.

¿El varón en su momento estelar?
Sí, ese aquél profundamente orgulloso como depositario de un “quantum de poder” que derrocha seguridad para la doncella sollozante en la candidez de su ternura.

Pruebas al canto. Sin hurgar en detalles teóricos me detendré en algo físico y tangible: La pequeñez somática femenina frente a la altura –no muy considerable- del supuesto director de orquesta: el varón.

En un llenado de encuesta anónimo la mujer promedio elige y considera benefactor que el tamaño de su pareja sea mayor que el suyo.

Nos encontramos en un escenario de la envergadura como legitimador del "uso de la fuerza", y “propietario”; y dictaminador final en la toma de decisiones.

Estas pautas de comportamiento han sido cuidadosamente leídas por el inconsciente colectivo jungiano. Así, la sociedad, a través del rol de género (comportamientos culturales para cada sexo), ha terminado por subsumir y supeditar la inferioridad del sexo de Pandora en dispositivos finamente calculados, tal como se practica en los rituales de emparejamiento, por ejemplo.

De resultas de lo cual, observar una pareja, en la que la mujer denote superioridad orgánica, es casi improbable. La mujer promedio se desvive por la altura, de la grandeza corporal; postergando a último plano la fortuna académica o la "tragedia psicológica" del acompañante, el individuo.
Aún, el conocimiento o la destreza masculina son elevados a una categoría extraterrestre cuando la mujer siente que flota en su nadería. Que el otro sea más alto, fuerte y diestro la hace sentir en la gloria (claro, por el momento, porque después descubrirá que su ilusión abordó un barco de papel sin rumbo que fija la conciencia, arrastrados por el cerebro reptiliano del Sistema Límbico, para morir en las pasiones del hipotálamo reproductor).

Vamos, digámoslo con firmeza: Mientras lo físico actúe como señuelo y catalizador del afecto, lejos estamos de admirar una dama que elija menos por la simpleza de la emoción que por la planificación del pensamiento.

Por consiguiente, las “grandes historias” se recuerdan más por sus inicios festivos que por coincidencias cognitivas.

Así, el mirar hacia arriba siempre representará la subordinación del dependiente que acaricia con dulzura su mansedumbre.

Y, al otro lado de la vereda, el “director de orquesta” estará a la espera de su robustez, cual arlequín que aguarda el dedo señalador de la mujer que lo tomará por "señor".

Pues provecho, la mesa se ha servido al compás de la cantidad, en el ritmo que bailamos las mayorías; la del sexo y el dolor propios del occidente cultural:
El deseo por las alturas físicas CONCRETAS destruyen con rapidez las profundidades ABSTRACTAS del pensamiento, del capital simbólico tan sacrificado y lentamente construido.

Bueno, después de lo antes dicho, no lo considero un desliz. No. Casi, casi es un acierto...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

fruwao wao wao usted pareciera que estuviese enamorado habla muy bien de las mujeres y eso me parece bien ya que lo leido en el texto usted pasa la mayor parte con las mujeres debe ser porque es el unico hijo varon de su casa eso esta bien porque mientras te encuentres en una sociedad realmente machista habra hombres que aun piensen que la mujer es para la cocina ya que esa teoria o hipotesis fue hecha hace muchos años y ahora todos podemos realizar papeles al igual que un hombre aunque a ellos no le gusten muy bien querido waldis me gusta su manera de pensar y expresar las cosas tal y como son ahora en este mundo cada vez mas corrupto y tragico solo le puedo decir que sigua adelante y ojala le halla gustado lo que escribi bueno hasta luego.

Anónimo dijo...

me gusto muxo
y siga asi
profe waldis
de una alumna de la academia mendel