lunes, 5 de abril de 2010

Ebert Siza y Waldis Ayamamani: Los inicios (buen viento y buena mar que...)

Al fenecido grupo LOS ROCKETS,
in memoriam.

"La resolución de problemas no produce resultados, sino que previene daños. Aprovechar las oportunidades sí produce resultados"
Peter Ferdinand Drucker
Es pertinente recordar que la bondad o maldad de los hechos no existen por sí mismos. Por ello, lo que viene no es "la explicación", sino sólo un ensayo sobre la historia de aquel grupo cautivador y risueño a la vez. A quien le debemos parte de nuestras vivencias, porque ya es pasado, porque ya no están.
¿Qué pasó?
Para el 2001, ya el ambiente académico había soportado la no muy escasa presencia de varios centros pre universitarios. Nuestra sorpresa fue mayúscula al comprobar que el mecanismo repetitivo era una competencia; y, el griterío, la ponderación de espectacularidad.
No se tendría que esperar mucho tiempo para la formación de un centro académico muy distinto, muy peculiar y "revolucionario" a la vez: la de la calle Santa Marta. Sí, allí se congregaron diversos matices, diferentes posturas, edades, metodologías y estrategias "subversivas" para obtener "buenos" resultados en los exámenes de admisión universitarios y, desde luego, sobrevivir en medio de la crisis deontológica y económica.
Mientras que al otro lado de la vereda, así como el médico se rodea de enfermeras y puede crear un festín a granel de placer entre los quirófanos (confundidos con pinzas y agujas); así también, por aquella época, el profesor se podría motivar con un buen trasero y un par de senos prominentes para despertar una posible razón de ser en su vida. Entonces, un día comprobamos que el círculo se cerraba en la dualidad de profesores y alumnas que, en no pocos casos, terminaba en una familia; nada cuestionable, por cierto.
Cual botín asaltado o región conquistada, aquella empresa, muy pronto se habría convertido en un pequeña comarca al fino estilo medieval del feudalismo: el feudo debía ser cuidado, protegido con el no menos sugestivo "nepotismo familiar" contra cualquier intento que amenace su integridad y permanencia. Pues claro, un pequeño grupo de "revoltosos" habría iniciado una inucitada carrera de encumbramiento popular entre el alumnado (sí, aquel alumnado carente de indigencias que rechazó la estrechez del griterío y alcanzó el púlpito de la gloria con el pensamiento). Esto era "algo" que despertaba sorpresa entre los que abordábamos el tren fantasmagórico.
Así que, muy a nuestro estilo, las sospechas de emancipación eran cada vez más estruendosas. Como una prueba a la creatividad, la idea de enfrentar lo inesperado en el futuro representaba un peligro y una proeza a la vez. Esto que sólo algunas personas, muy pocas, lo tienen; y que no siempre están a la orden del día. Porque separarse de una empresa con estabilidad laboral, sería casi casi lo mismo que desligarse de la familia, de la madre, de la pareja... luego de haberse asegurado con estrategias serviles una podredumbre manifiesta.
Entonces, uno tenía que ponderar entre un cambio a la peruana, es decir, un "concordato" a la criolla (debajo de la mesa) y una verdadera obra de arte, un tributo a la creatividad, una oportunidad, una nueva opción de impartir conocimientos. Como "...cuando el magisterio no se reclame autoridad y la cátedra trace modelos de libertad..." (José Antonio Encinas)
Así, algunos cerraban filas en Santa Marta para no ser echados del lugar con los compadrazgos y arreglos de cantina para terminar respirando el mismo aire excrementicio como una singular forma de adaptación a la basura.
Mientras unos aseguraban su medianía, otros planificaban la posteridad. Mientras unos dormían en su fe, otros recreaban lo contingente, lo eventual, lo verdadero empresarial. Mientras unos se libraban de los problemas, otros proyectaban oportunidades. Mientras unos, hasta ahora, se reclaman artífices individuales, otros, desde siempre se resuelven sus ideales. Mientras unos pedían locales de la obra de arte, otros se alzaban con tenacidad a su "botín de cantina".
¿otro round?
Desde el 2001 hasta el 2005, los atrevidos que vivían entre las gallinas descubrieron que abriendo sus alas podrían alzar el vuelo para poner fin al servilismo. Desde luego que la placidez del gallinero para unos todavía les era acogedor, así que preguntaban de si era o no seguro lo que se venía, de si habría o no refugio suficiente para el pago de sus pasivos... Desligarse del corral era como una hazaña en medio de la incertidumbre. Claro, tuvieron como seguro de vida el apadrinamiento por la reverencia familiar.
Hoy, a muchos años de la partida, agradecidos deberían estar los "unos" a los que la obra de arte les representa una permanencia para seguir llenando sus caudales (en otro escenario parecido y próximo al de Santa Marta) a costa del proyecto de los otros, a quienes, tal vez, la historia siempre les de otra oportunidad para jugarse un round más.
¿Qué está pasando?
Entre lo pestilente y maloliente reina soberana una fragancia de libertad en el ambiente, quizás el perfume disuada el hedor, pero, seguros estamos que en la Geodesia hay suficiente pasta y miga en el porvenir. A Ebert Siza y a los que comulgamos con sus ideas, buen viento y buena mar que los grandes hombres están en medio de la tempestad...http://waldis-postmodernidad.blogspot.com/2010/04/todo-lo-grande-esta-en-medio-de-la.html